No hay dos alumnos iguales. Creemos que cada uno de nuestros alumnos y colaboradores debe ser tratado como una persona humana con circunstancias particulares que hacen que sus necesidades formativas sean únicas.
Nuestros programas y actividades son diseñados para ser atendidos a través de un sistema de educación personalizada que se realiza, además, a través de una cercana relación con las familias de nuestros alumnos y una preceptoría individual que acompaña al alumno y le otorga luz, no sólo en su vida académica, sino también en su vida familiar, afectiva, espiritual y, eventualmente, profesional.
A cada familia se le asigna un preceptor encargado de coordinar la educación de su hijo para su mejora continua en casa y en el colegio.
La asignación del preceptor se hace analizando las necesidades de cada alumno, generando un ambiente de confianza y empatía.
Mediante un sistema de entrevistas personales, único en México, el preceptor orienta al alumno y a los padres de familia; manteniendo con éstos tres sesiones al año, con el objetivo de darles una retroalimentación sobre el desempeño académico y personal de su hijo.
En casa, los acompañas tú; en el Liceo también los acompañamos en todo momento. Ese es el valor de la educación centrada en la persona.